El 15 de febrero del 2015 es una día que los vecinos de Sierras Chicas no vamos a olvidar, cada uno de nosotros recordamos con exactitud qué estábamos haciendo ese día en que el agua arrasó con todo a su paso.
Comenzó con una lluvia copiosa y abundante, no paró de llover durante toda la noche y la madrugada, a la mañana ya sabíamos que muchas calles de Agua de Oro sería intransitables porque en las Sierras todas las calles tienen pendientes y cuando llueve “las calles son un río”.
Pasado el mediodía ya se escuchaba a algunos vecinos contar lo que estaba sucediendo en otros lados: el agua se había llevado la ruta a la altura de los Bomberos, la plaza Tres Cóndores se había inundado y el agua subía a la ruta, el pequeño Arroyo Suyataco que camina al lado de la calle de El Algodonal había crecido tanto que el barrio Prado de la Rivera había quedado totalmente aislado, el camino al Carmelo era una pista de barro, a Cerro Azul no se podía ingresar ni por la costanera a la altura de la Cooperativa ni por la calle de El Algodonal.
El río había crecido como nunca antes, se arrasado con todo a su paso, se había llevado puentes y vados, y algunas construcciones ya no estaban más como el balneario y el tradicional arco de la Estancia de Agua de Oro, ese que salía en todas las postales de la localidad.
La Cooperativa informaba que los caños del acueducto habían sido desenterrados y se podía ver a los grandes caños retorcidos al costado de la entre las piedras y troncos que la crecida del Chavascate había amontonado, así quedaron sin agua potable Agua de Oro, El Manzano y Cerro Azul.
Las historias se multiplican y todas juntas asombran y duelen. En otras localidades de Sierras Chicas las consecuencias fueron peores, con la pérdida de vidas humanas y con daños materiales y ambientales que aún no se recuperan.
Esta catástrofe ambiental no fue algo aislado ni producto del azar. El avance inmobiliario desmedido, la constante deforestación, el desmonte y la pérdida de especies nativas junto a los incendios y la sequía, son fenómenos que aparecen ligados a esta gran inundación, y cuya única causa es la mano del hombre.
Por esos días, el biólogo Federico Kopta explicaba: “esto tiene que ver con la deteriorada vegetación nativa que tenemos en la zona de las Sierras Chicas. La vegetación cumple tres funciones básicas para la retención del agua. Por un lado, actúa como una especie de paraguas evitando que las gotas disgreguen el suelo; por otro lado actúa como una especie de red, sosteniendo el suelo y evitando su arrastre pendiente abajo; finalmente, también actúa como esponja, junto con el suelo, reteniendo el agua en la parte alta.”
Y agregaba que “cuando la vegetación se ve deteriorada por diversas causas, por incendios, por invasión de especies exóticas o por urbanización, el agua arrastra el suelo y termina inundando los sectores más bajos.” Por eso, explicaba el Titular del Foro Ambiental, “es necesario conservar la vegetación nativa, así como poner un freno a las urbanizaciones en altura.”
Este miércoles 15 de febrero a partir de las 18.30 hs se realizará una jornada en Río Ceballos, en el marco del 8° aniversario de las inundaciones en el corredor de Sierras Chicas.
La actividad se titula “Defendamos el Río para evitar otro 15F-Ni olvido ni perdón. El Estado es responsable”. Habrá una radio abierta en la Plaza de los Artesanos, con música en vivo e intervenciones artísticas.
Desde el colectivo de Autoconvocados en Defensa del Ambiente, plantearon: “Han pasado 8 años de las inundaciones del 15 de febrero y todavía seguimos esperando las obras de infraestructura comprometidas por el gobierno provincial y los gobiernos municipales”.