Estela Mercedes Herrera, más conocida como la Señorita Coca, ha sido una figura central en la comunidad de El Manzano. Criada en Canteras El Sauce junto a sus 11 hermanos, Coca creció en un entorno de esfuerzo y sacrificio, donde su padre trabajaba largas horas en los hornos de cal y luego como albañil, construyendo muchas de las casas del lugar. “Mi papá trabajaba ocho horas en las canteras y luego, con su compadre, hacían de albañiles. Ellos levantaron la mayoría de las casas de Canteras El Sauce”, recuerda con nostalgia.
Coca, que cumplió hace poco 90 años, recuerda las dificultades que había en esa época para estudiar. Al principio, fue alumna de la Escuela de El Manzano, que funcionaba en una pequeña casita ubicada en la entrada del Huaico. “Era una casita vieja, con dos piecitas y una galería, donde había una sola maestra para todos los grados, había hasta cuarto grado”, relata. Después se cambió a una escuela de Salsipuedes, a donde iba a caballo junto a su hermano.
Ese deseo de aprender fue lo que la llevó a formarse como maestra en la escuela Espíritu Santo de Río Ceballos donde estudió magisterio, con la ilusión de dedicarse a la enseñanza. “Siempre fui docente de alma”, dice con una sonrisa, “cuando me ofrecieron un puesto en La Estancita, estaba tan emocionada, pero mi papá no quería que me fuera, decía que me faltaba comida”, comenta riendo.
Su primera suplencia fue en El Algodonal, en 1955, y al año siguiente logró su nombramiento titular en la escuela Antártida Argentina de El Manzano, donde trabajó durante 27 años y nueve meses. “Fui maestra todo ese tiempo, y lo sigo siendo en el corazón”, afirma con orgullo. La docencia, para Coca, siempre fue más que una profesión: era un compromiso con los niños y la comunidad. A menudo, después de clases, llevaba a su casa a los alumnos que necesitaban un refuerzo extra, los ayudaba con los deberes y les brindaba el apoyo que tal vez no encontraban en otros lugares.
“Todavía en la calle me saludan diciendo ‘Adiós, Señorita Coca’, y muchos exalumnos todavía me dicen ´¿te acordás cómo me costaba aprender las tablas?”, cuenta emocionada. Pero no todos los recuerdos son de alegría: Coca también rememora momentos tristes, como el de un niño que, tras la pérdida de su madre, le preguntó: “¿Y ahora quién me va a hacer la torta de cumpleaños?”. A pesar de no saber hacer tortas, Coca le pidió a una de sus hermanas que preparara una, y todos los años se la regalaba, manteniendo así una tradición.
Más allá de su pasión por la docencia, Coca siempre disfrutó de la vida. Bailar era su gran afición, y no se perdía las fiestas patronales del 19 de marzo en Canteras El Sauce. “Se hacían dos bailes, y yo iba a los dos. Me quedaba en la casa de una tía y al día siguiente volvía a dar clases. He tenido asistencia perfecta durante años”, comenta, con una sonrisa pícara que revela su espíritu alegre.
Coca es madre de tres hijos: José María Garzón, actual jefe comunal de El Manzano, Estela, psicóloga, y Laura, docente. Además, es abuela de tres varones, quienes representan su mayor orgullo. De su hijo, destaca con gratitud su gestión: “Este es su segundo mandato y ha hecho mucho por el pueblo. El dispensario es una belleza, y la comuna también. Canteras El Sauce tiene su propio centro de salud. Creo que ha hecho un buen trabajo”.
La Señorita Coca es, sin duda, un testimonio vivo de una vida dedicada al servicio, no solo como docente, sino como pilar de su comunidad, un ejemplo de amor, compromiso y sacrificio.