- Por Marina Villarruel
02/01/2025
Hace unos cuantos años, se habían puesto de moda unos invernaderos de vidrio que contenían en su interior micro mundos vegetales. Los había de diferentes formatos y tamaños. Los más pequeños usaban como soporte focos de luz de vidrio transparente. En ese soporte, tan pequeño que podía sostenerse en la palma de la mano, una persona hábil en la jardinería en miniatura, había construido un mundo vegetal. La creación implicaba colocar en la parte inferior del foco una porción de tierra negra y compost. Hacia arriba, una serie de mini plantas combinaban color textura y tamaño. Algunas de color grisáceo, en juego con otras de un verde fuerte, u otra de color violeta. La humedad del interior transpiraba en gotitas sobre el vidrio cuando éste recibía calor. La parte superior del foco pendía de un fuerte hilo que permitía colocar el micro mundo a la altura deseada. Esto posibilitaba que el mundo quedara a la altura de quien quisiera observar. Quien observara podía deleitarse en el crecimiento de las plantas, en su comportamiento frente a la luz, en la aparición de un nuevo brote. Micro mundo vegetal que se desplegaba con sus propias reglas frente a los ojos de la persona observadora.
El recuerdo de los micro mundos vegetales y los micro relatos de Jazmín Kimura llegaron juntos. Kimura juega en estos relatos, como en los micro mundos vegetales, a ser la observadora y la jardinera a la vez. Construye un mundo donde coloca a la elefanta, es la elefanta y observa a la elefanta. Lugar para analizar y observar. Observar la urgencia del niño, el aliento de sol que entibia, el abandono del temblor de piernas, la imposibilidad del encuentro, el quilombo. La muerte que pasa distraída, la sombra que sueña con el día, el autogolpe, la boca tapada, la regla de no pisar charcos, el contar hasta tres, el huir.
Kimura construye, en los relatos y las imágenes que los acompañan, un pequeño todo que da cuenta de una subjetividad singular. Subjetividad que se muestra para observarse y salir de allí renovada. Tal vez por esto el recuerdo llegó en conjunto, ya que pareciera ser que el objetivo de los micro mundos es el de colocar en escala mini una simulación de lo real. Y desde esa escala poder observar su funcionamiento. Analizar y sacar conclusiones, no solo acerca del micro mundo sino también acerca de quien observa. Porque quien observa, también se observa, y quien se observa se pregunta: ¿Cuál hoja dejaré crecer hoy? ¿Qué agrupamiento realizaré mañana? ¿Qué construcción florecerá después? Lo micro como construcción de subjetividades singulares que entran en conjunción con otras subjetividades. Porque nunca se está solo en lo micro, está la hoja, está la elefanta y está quien observa. Y es allí, en esa particular conjunción, donde el sentido se construye.
ELEFANTA
Escandaloso como insistís
en esconderte detrás
de una pequeña hoja de menta.
Su perfume hace que volteen…
y ahí estás con gesto de invisible,
ocupando todo el terreno.
URGENCIA
El niño corrió a gran velocidad,
aproximadamente cuatro cuadras.
Cruzó un baldío
sorteando arbustos espinosos,
botellas de vidrio partidas,
tambores oxidados
de lavarropas abandonados.
Al llegar, se aferró con sus manos
a los barrotes de la reja
que cubría la ventana.
Exhausto, gritó:
¡Señor kioskero!
EL ICEBERG
Rígida de frío como hielo
el aliento de quienes me rodean
me hace charquito de agua
que se entibia al sol.
SIN CLASIFICAR
¿Cómo te explico que ya no me tiemblan las piernas?
La verdad no es ese líquido verdoso que sale de tu boca.
A la verdad la podes respirar, porque es como el aire.
SIN CLASIFICAR
La única posibilidad que tenemos de vernos
es en los sueños y vos nunca dormís.
SIN CLASIFICAR
La importancia de cuestionar
nuestro vocabulario.
Revisar sus orígenes.
Quilombo.
LA MUJER QUE BURLÓ A LA MUERTE
Mi mamá
a los arañazos y a empujones
corrió de su lado a las bestias más horribles.
De pie en medio de la ruta
evitaba que fuéramos atropellados por los camiones.
Pero al girarse para mirarnos, ella misma nos aplastaba.
Siempre contaba que había ayudado a quitar
las manchas de sangre del auto de papá.
Y también contaba que él le pidió que guarde el secreto.
Pudo morir mil veces mi mamá.
Conocía los rincones más oscuros,
donde nadie la encontraba.
Tomé su mano muchas veces.
Solo me soltó el día que la muerte
pasó caminando distraída.
Saltó sobre sus hombros y la cabalgó.
La oí decirle: me vas a llevar a donde yo quiera que me lleves.
DIRECTAMENTE PROPORCIONAL
La dimensión de la sombra
Es determinada
Por la posición del sol.
Es al medo día
Cuando se encoge.
Y es por la noche
que imbatible
La sombra lo cubre todo.
Se expande.
Ocupa cada sitio sin luz.
¿Soñará con el día?
AUTOPRECARZACIÓN
No entiendo.
¿Por qué te expresas con mis gestos?
Usando mis palabras.
Eso me irrita.
Me robas los pensamientos.
Te apropias de mi conciencia.
Entonces te enfrento,
ejecuto un golpe certero en el centro de tú cara.
Pero sangra m nariz.
Quieta.
Esto ya empieza a doler.
CIRCULO CON OJOS
Te digo
que se me
acalambra
la cabeza.
Y tú respuesta
no se escucha
si hablas
tapándote
la boca.
PUES SI
Tiene como regla general
nunca pisar charcos.
Asegura desconocer
la profundidad de las cosas
con las que se cruza
en su camino.
1,2,3
Se puede apreciar
como chorrea.
Se desliza pegoteada.
No puede zafarse.
Cuenta hasta tres.
Salta.
Se desprende.
Huye sin piel
pero huye.
Jazmín Kimura, escribe. Escribe micro relatos, escribe obras de teatro, escribe guiones de historieta.
Escribe un diario íntimo.
Escribe todas las mañanas lo que siente y piensa.
Escribe mensajes de wasap y escribe una autobiografía en un formato extraño que mezcla narrativa, guion de historieta y de teatro.
Jazmín Kimura escribe la lista del super con la misma pasión que escribe una carta de amor.
Ella no puede parar de escribir, desde que tiene ocho años. Escribió mucho mientras cursó la Lic. en Dirección Escénica y también escribió muchísimo mientras diseñó luces y visuales analógica con retroproyección. Considera que es la escritura lo que la convierte en humana.