09/09/2024 :: Por Jésica Ysasi – Fotografías Gretel Martínez
Dice Pascal Quignard que “las sociedades humanas, tienen la lengua por hábitat”. Para el autor de Odio a la música, “No las abrigan los mares, las grutas, las cimas de las montañas ni los bosques profundos, sino las voces que intercambian entre sí. Y todos los actos de los oficios y ritos se hacen en el interior de esta maravilla sonora, invisible y sin distancia, a la que todos obedecen. Lo que permite a los hombres escucharse, puede a su vez escuchar”.
Narrar en primera persona el rito de la escucha quizás no sea tan sencillo como necesario por estos días, y es que, en estas sierras que habitamos, venimos transitando desde un tiempo a esta parte, un momento muy particular para la lengua y sus poéticas.
En lo que va de este año, varias escritoras y escritores de Sierras Chicas han publicado libros y, aunque esto pueda no ser tan novedoso dada la naturaleza prolífica de la producción literaria en la zona, impacta evidenciar la misma potencia en acciones promovidas desde las bibliotecas populares y municipios del corredor para fomentar lectura y escritura libre. Ejemplo de eso son las noches de lectura y la propuesta del Plan Provincial de Lectura de un taller docente de literatura y memoria, realizado hace pocos días en el SUM de Agua de Oro, a cargo de Luciana Trocello.
En esa misma línea, se han sucedido ya varias ediciones de los encuentros de Slam de poesía. El formato del Slam se viene difundiendo recientemente en todo el mundo y, en su origen, se trata de una competencia poética que premia económicamente a sus participantes. En nuestro corredor, Eli Sosa y Sol Altamira, vienen pulsando encuentros culturales con esa denominación, tal como ocurrió el viernes pasado en el bar Cultural Las Martas, de Villa Animí.
Si bien la propuesta local no respeta estrictamente el formato de Slam en cuanto a competencia, ofrece a escritores de oficio y aficionados un espacio para dar a conocer sus escritos. Ya sea a través del recitado oral, de intervenciones teatrales breves o de lecturas a voz alzada, quienes leen y quienes escuchan participan de rondas que se intercalan con números musicales. El formato del Slam es ágil, por lo que en un encuentro pueden pasar por el escenario entre diez y quince poetas que, alternativamente, son también un apasionado público inmerso en la mística de la escucha.
En esta última edición, bajo la consigna de “Florecer como un aromito”, participamos, además de sus organizadoras y anfitrionas, Flor Ordoñez, Mario Rossa, Víctor “Mono” Valente, Mar Di, Cande Seitz, Jessi Kloner, Valeria Oreiro, Marina Villarruel, Moisés Cárdenas, Mercedes Carreras, Noelia Molina, Pablo Reyna, Sofia Coronel, Puka Pereyra, y quien escribe.
Describir la atmósfera de esta velada me lleva inevitablemente a otro poeta, Roque Dalton: “La poesía, como el pan, para todos”, dice y sentencia a la vez Dalton. De este modo, la noche en Las Martas, albergó escritos breves, cuentos y poesía tanto de escritores profesionales como de quienes se atrevieron a sacar sus papeles y cuadernos plagados de decires. Además, durante la noche se sumaron a la propuesta otros artistas: “Zambos” trajo sus ritmos de música latinoamericana con canciones propias, Belén Amat (bordado), Maru (pintura) y Gretel Martínez con una proyección fotográfica propia, completaron una propuesta artística integral, que incluyó mesa para feria de libros de autores de la zona.
“Tratamos de generar movimiento, es decir, algo que nos demuestre que estamos vivas. Compartimos realidades parciales y observamos desde la voz que sale de la boca, que dice lo que sucede en otro punto. Decimos y escuchamos”, señalan las organizadoras sobre esta noche que apuesta al activismo serrano, en la que también se anunció la posibilidad de la edición de una antología colectiva.
En ese sentido, lo que parece flotar en el aire de Sierras Chicas es la idea de la trama colectiva, una especie de “texto-manta” que se hila desde muchos lugares y abriga en tiempos de incertidumbre. Ese mismo entramado propició en Agua de Oro la presentación de escritoras y escritores de la Editorial emeDN, que ocurrió este último sábado en la Casona Ismeria. En este caso, a través de la idea del colectivo local “Escritos en china” (Marina Villarruel, Alfon Mendoza, Julieta, Pablo Ponce y Jesica Ysasi), se llevó adelante la propuesta “Aquí y allá. Lectura de poetas”, en la que escritores invitados y de la zona compartieron con el público un encuentro abierto a la poesía y su sonoridad.
La convocatoria a “Aquí y allá” surgió a partir del vínculo de Marina Villarruel con la editorial de Uruguay, que presentó también la semana pasada su antología aniversario. En este libro se recopilan publicaciones realizadas durante este año con un formato muy particular. Se trata de una tirada de 101 fanzines con diez poemas breves que se distribuyen en cajitas de materiales reciclados una vez al mes y en lugares de Uruguay poco convencionales para la poesía. De estas ediciones participan poetas de Uruguay, pero también de Córdoba. En este marco, leyeron en la velada de la Casona Ismeria, Lara Fontina, Augusto Embrioni, Gerardo Pérez Taschetta, Virginia Cagnolo, todos escritores publicados en emeDN, y María José Azpeteguia, quien es además la encargada de llevar adelante la idea y compilación de textos para el proyecto.
También participó de la velada Silvia Barei, reconocida escritora cordobesa radicada en Cerro Azul, quien anticipó una próxima actividad que se llevará a cabo en septiembre cuando Cerro Azul sea sede del evento “Bosque de la poesía”: acción global promovida por reconocidos escritores. De esta propuesta ya vienen participando medio centenar de espacios dedicados al rescate de poetas de sus lugares y a la reforestación de vegetación nativa.
La misma ocasión sirvió como espacio para una instalación artística compuesta por poemas y fotos que integran la serie “Puertas y ventanas”, en la reciente publicación conjunta Imágenes y textos para mirar con lupa, de Marina Villarruel y Gretel Martínez.
Finalmente, tras la presentación del dúo musical “A flor de Agua”, integrado por Sofía Esteves y Eloísa Di Giacomi, y un breve agasajo al público, llegó el turno de los anfitriones y sus voces.
En el cierre, también a cargo de “Escritos en china”, un poema colectivo sonó como una especie de instantánea nocturna y soltó al aire el deseo de la palabra urgente.
Teníamos o queríamos hacer algo políticamente correcto.
pero se impuso la pregunta: por qué?
La mesa estalló de placeres deteniendo los tiempos.
Pidiendo algo poéticamente incorrecto
Poético e incorrecto.
Como las flores en las espinas.
Como los vados para que corra el polvo en retirada,
Que pese a su inocencia sostiene apenas lo dicho en el aire.
Hasta la próxima novela y su drama,
hasta la próxima línea y su almíbar
de momento psicomágico
para reconfigurar el presente a fuerza de amor cursi.
Que al final es lo que nos da en la tecla.
Suena. Retumba. Retorna.
¿La escuchas?
¿La escuchas?
¡Presta atención!
Cuando la palabra toca en la tecla
es algo así como ponerse en el lugar del otro.
¡Ah! Empatía.
Volvé!!
¡Escucha bien!
Donde dicen, habitan, trasladan, acontecen.
Son trashumante de región a región
de elemento en elemento.
Del interior al exterior,
llevando, trayendo, inspirando,
conspirando cuando camino,
cuando respiro
y cuando miro
conspirando cuando el agua de la ducha se lleva mis malos pensamientos.
de sobremesa, de vino en boca, de boca en boca
ventanas abiertas y vidrios que estallan
con las ráfagas de agosto
en la siesta diciente
como el beso al licor de nuez moscada
para que no falte en cada mesa la palabra que sane
que nos de fuerza,
que milite y cree
y crezca en coherencia con lo dicho.
Que nos devuelvan las palabras:
libertad,
honor,
confiar
y sobre todo crear.
Porque si de algo queremos escribir
con total libertad
es “amor”.