LA SUTILEZA DEL DETALLE EN LAS INSTANTÁNEAS DE ALFON MENDOZA   

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  • Por Marina Villarruel

19/12/2024

En algún momento escuché decir que no es lo mismo transitar los territorios yendo a pie, a caballo, en bicicleta o en auto. Algo tiene que ver con la velocidad que se despliega y la capacidad de ver y captar ciertas cuestiones y no otras en cada uno de los casos. Quien transita un lugar en auto conoce, la aceleración justa para subir la cuesta, los saltos del camino de tierra, los surcos que ha dejado la lluvia, los serruchos que ha construido el viento, la prioridad del auto que viene subiendo la montaña y no del que viene bajando. Quien transita en bicicleta aprende del esfuerzo físico que implica el terreno que sube y baja, para luego volver a subir y bajar, y de nuevo, otra vez, y otra vez. La voluntad y el sudor son las características propias de los ciclistas serranos. Quien transita a caballo se transforma en oído y olores en altura. Hombres y mujeres centauros y sus perros guardianes de la comitiva. Y quien transita el territorio a pie aprende del deleite del detenerse en un tiempo otro. Tiempo del monte, de los personajes que lo habitan, de los aromas y sonidos que de él se desprenden.

Los textos de Alfon Mendoza me llevan a pensar en el caminante de estas geografías. Caminante que se demora en el paisaje y sus personajes. Textos que captan como si fuera una instantánea fotográfica detalles cargados de historia. Personajes que caminan “volviendo de la Rosa” o sufriendo la llegada a “esta casa nuestra que está allá arriba”. Textos que cuentan una historia que es individual, pero a la vez es colectiva. Textos que nos llevan a detenernos en “las nubes cargadas de lluvia”, en la greda, en el juego de los adolescentes, en la camioneta que pasa, en el monte reverdecido por la lluvia, en el olor “potente y brutal” de los caballos. Texto imagen que podemos ver, oler y palpar. Tal como podemos hacer con las piezas de arcilla de Mica ceramista. La pieza y las manos que la trabajan acompañan los textos de Alfon, en una amalgama que da cuenta de los haceres de quien escribe, de quien modela. Silencioso trabajo, el de ambos, en la sutileza de los detalles.

Obra de Mica Ceramista

Volvían de la Rosa

El chaparrón pasó y el viento sur llevó las nubes cargadas de lluvia.
El sol picó fuerte contra las piedras del camino.
Bajaban caminando la sin fin, tres adolescentes. Volvían de la Rosa.
El agua había arrastrado tierra y piedras del camino, se veían surcos profundos.
Al final de la bajada un charco reflejaba el cielo, un ojito de agua con un cielo dentro. las nubes
coloreadas de la tarde flotaban dentro del ojito. La greda que contenía el agua tenía un alisado
perfecto de tonos marrones y rojizos.
– Esta greda está re buena!! –dijo una.
– ¡Parece dulce de leche! -dijo el changuito.
– ¡Probalo! -dijo la misma y se rio.
Él se agachó y con la punta del dedo rompió la superficie del marmolado de tierra.
Se levantó con un poquito de arcilla en el dedo.
– ¿Quieren? -dijo.
– ¡Comelo vos, si sos valiente! -dijo la otra.
¡Sin dudar se lo metió en la boca! Lo masticó y lo degustó.
Abrió la boca y mostró los dientes manchados de arcilla.
– ¡Ricazo! -dijo.
– ¡Que asqueroso! -dijeron las dos.
Se rieron a coro, él con la boca chocolatoza.
Una camioneta bajaba ruidosa por el camino. Los ocupantes les miraron al pasar.
Permanecieron en stop, mirando la camioneta hasta que desapareció en la curva.
El silencio volvió al camino.
La luz de la tarde, abrasaba el monte reverdecido con la lluvia.

Mica Ceramista

Y por qué no tomamos un remís

– ¡Y por qué no tomamos un remís!
… esta casa nuestra queda allá arriba y yo tengo sueño!
… y la seño dijo que hay que escuchar a las infancias!
¡y a mí nadie me escucha!!
– ¡Toti, te estoy escuchando!
– ¡Me duele la pierna y tengo sueño!
– ¡Amor, ya estamos llegando y llevo estos bolsos re pesados,
y a tu hermanito que está dormido!
– ¡Claro, todo él!
-Amorcito de mi vida!… ¡si todavía no sabe caminar!
– ¡Qué me importa!!

Mica Ceramista

Bajé de mi casa caminando

Bajé de mi casa caminando.
En la curva me encontré con los caballos. Cinco adultos y un potrillo.
Ellos subían yo bajaba. Levantaron las cabezas y me miraron.
Sus ojos grandes y negros como la noche me encandilaron.
El potrillo arisco, olfateó el aire.
Acorté el paso, pero no me detuve.
Pasé entre los caballos y el olor potente y brutal de sus cuerpos me envolvió.
Más abajo estaba el rio, pero los árboles grandes no permitían ver el cauce.
Los cerros majestuosos y plomizos, sabían todo. El silencio los habitaba.
Los eucaliptos del camino producían una melodía que ya conocía.

Alfon Mendoza  

“Mi madre nos leía todas las noches. A veces unos novelones que duraban meses, sobre todo en el invierno. Aún recuerdo a mis hermanas y a mí mismo, tapados hasta las orejas en el frio de la noche con los ojos bien abiertos y protestando cuando ella decía: ¡buenooo, hasta aquí llegamos, mañana continuamos!” Terminé el secundario en el 76. Ingresé a letras clásicas, atraído por el aura de Juanele Ortiz, no funcionó. Rondaba los alrededores de su casa en Paraná y me quedaba horas mirando el rio desde el parque. El poeta era un faro sobre las sombras que acechaban nuestros días.

Mica ceramista

Hay sonidos, resonancias, señales en el fuego, que son un lenguaje. Yo estoy ahí como hechicera, interpretando sus voces; desbastadoras o transformadoras.

Brigadista en la primera línea de fuego. Ceramista trasmutando con arte la arcilla. Soy Mika. Que no falten nunca: ¡Ni la risa! ¡Ni la música!

3 thoughts on “LA SUTILEZA DEL DETALLE EN LAS INSTANTÁNEAS DE ALFON MENDOZA   

  1. Cuan leo, imagino, sueño, viajo, conozco nuevos lugares y nuevos mundos…y cuando te leo a vos Alfon Mendoza, mi sangre que es la misma que la tuya se pone inquieta, quiere obligar al cuerpo a ir corriendo a abrazarte y decirte lo maravillosos que me resultaron tus textos, pero entonces el alma, que es tan sensible y sabia, sale sin preguntar como una brisa hasta donde está la tuya y cuando se encuentran, se miran, se sonríen, se abrazan y se dicen hasta pronto, te espero cuando quieras, venite no más…
    Tu sobrina Lucy, desde Nogoyà E.R

  2. Hermosas tus palabras Alfon. Con tu mirada siempre nos recordas que detrás del trajín y de los apuros del tiempo cotidiano, habita la maravilla

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