ILEANA BOGLIONE ES GENTE DE MI PUEBLO
Ileana Boglione es ceramista autodidacta, desde hace 18 años se dedica al oficio de trabajar la arcilla. En esta nota nos cuenta sobre sus comienzos, sobre sus días en su Taller de El Carmelo y la marca personal que ha logrado imprimirle a cada una de sus obra de arte.
Ileana se fue de su Porteña natal, un pequeño pueblo de la pampa gringa cordobesa, a estudiar artes plásticas a la Escuela provincial de Bellas Artes Figueroa Alcorta en Córdoba Capital. Y recuerda su ingreso a ese taller que fue su primer contacto con lo que después sería su pasión, su camino y su forma de vida: la cerámica.
“Empecé en un taller en Córdoba trabajando como empleada, -recuerda- aprendí mucho los dos años que estuve allí, también hice algunos cursos intensivos, pero fui adquiriendo muchos conocimientos de manera autodidacta.”
El trabajo en el taller, que fue su primera escuela, comenzó en el 2003, al principio su tarea era lijar piezas de arcilla cruda, “era un lugar en el que se trabajaba de manera sistematizada, se trabajaba en cantidad; después empecé a pintar, a esmaltar, a preparar las horneadas, en definitiva empecé a meterme en todas las áreas y fui aprendiendo todos los pasos del proceso.”
CÓMO LLEGA LA CERÁMICA A SU VIDA
Ella recuerda que un día, al salir de la Escuela de Bellas Artes, coincidió en el camino a su casa con la chica que hacía de modelo para los estudiantes de dibujo y pintura, “un día me volvía en bicicleta con la modelo de la escuela y me preguntó si estaba laburando y le dije que no, y me dijo: ´ah! porque mi compañero tiene un taller de cerámica´. Y ahí para mí fue un camino de ida, no dejé a la cerámica nunca más.”
A la mañana cursaba y a la tarde trabajaba en el taller, y la pasión por la cerámica se manifestaba de distintas maneras. “Cuando salía de la Escuela de Artes Plásticas pasaba por la Escuela de Cerámica, que en ese momento estaba en la calle Salta y tenía unas ganas… me metía a veces, entraba, miraba, daba unas vueltas y me iba, me atraía muchísimo, pero no podía estudiar cerámica porque tenía que trabajar.”
SU SELLO PERSONAL
Ileana asegura que el trabajo en cerámica es muy amplio, y específicamente la cerámica artesanal “tiene muchísimas técnicas y posibilidades. Se puede trabajar con modelado manual, con moldes, se puede trabajar con serigrafía o pintando pieza por pieza. Además hay muchísimas formas de cocción y eso cambia completamente el resultado de la pieza, hay gente que hornea en pozos, tapando las piezas con bosta de vaca, se puede cocinar a leña, a gas o en horno eléctrico y depende de la cocción los resultados son diferentes.”
Ileana describe las característica de su trabajo en cerámica, la materia prima empleada, la forma de trabajar la arcilla, la cocción y las características propias que le imprime a sus piezas, que permite que con sólo mirarlas uno pueda identificar a su autora. “Yo hago piezas de utilitario, es decir tazas, platos, vasitos, carteles y también hago piezas de decoración, hago esculturas, objetos decorativos, murales en pequeños formatos, otros de gran formato”, describe.
En cuanto a la materia prima, ella prefiere trabajar con arcilla industrial blanca, “además trabajo con óxidos, con pigmentos y con esmaltes.”
Muchas de sus piezas comienzan en moldes que ella misma diseña, luego trabaja manualmente pieza por pieza con una esteca que es como una espátula o un cuchillito. Otras piezas comienzan con planchas de arcilla que pasa por una laminadora, que es como una pastalinda de la cerámica, de allí se obtienen láminas de arcilla, “con estas láminas puedo hacer por ejemplo los murales y revestimientos.”
Respecto a la cocción, Ileana utiliza un horno eléctrico para cerámica que llega a los 1040° C, “las piezas deben encajar como en un tetris, hay que armar y llenar el horno optimizando el espacio, sin que lleguen a tocarse las piezas entre sí”. Además ella realiza una monococción, es decir que pinta la piezas en crudo y las cocina una sola vez, “pinto, esmalto y luego horneo, entonces así abarato costos de cocción porque sale muy cara la horneada.”
Hoy vemos una estatuilla o una taza y sabemos que es de Ilea Cerámica hay un estilo propio, una marca personal que atraviesa a todas sus obras. “El estilo lo fui sacando de la plástica, y también me identifico mucho con la gráfica y con el dibujo, yo fui incorporando eso a la cerámica.”
En cuando al proceso creativo Ileana cuenta que comienza con un dibujo a mano alzada, “me ha pasado pocas veces agarrar un pedazo de arcilla, ponerme a trabajar y que de repente aparezcan la ideas. Yo me guío más con el dibujo, de ahí salen las ideas, además me cuesta mucho el volumen, siempre me resulta más fácil trabajar en plano o con poquito relieve, la tridimensión me cuesta, es una cuestión de gusto y de práctica sobretodo.”
ORGANIZAR EL TIEMPO, INCORPORAR LA CREATIVIDAD AL TRABAJO, VIVIR DE LO QUE UNO AMA
Ileana trabaja en su taller todos los días sin faltas con un horario fijo, en un espacio rodeado de vegetación autóctona, con paredes de madera en un entorno inigualable, Camino Al Carmelo, en El Algodonal, Agua de Oro. “Soy bastante obsesiva con el trabajo, vengo al taller todas las mañana, de lunes a sábado de 7:30 a 13:30, tengo esa disciplina, es mi horario laboral, siempre tengo para hacer, no paro.”
Sus trabajos estuvieron expuestos en muchas ferias, “participé en ferias nacionales, en Feriar, en Cosquín, durante mucho tiempo tuve un puesto fijo en el Paseo de las Artes, y después tuve en Agua de Oro el local de artesanías donde tenía mis trabajos, el Sueñero.”
Además, “hay negocios que venden mis artesanías, por ejemplo en Traslasierras, La Cumbre, San Javier, Merlo, y ahí vendo, sobretodo en época de turismo. Ahora estoy empezando a hacer stock para cuando crezca la demanda.”
También realiza trabajos a pedido, “generalmente los pedidos son porque vieron algún trabajo y se sienten identificados con lo que quieren y pretenden, entonces charlamos en cuanto al diseño y a lo que quieren. Generalmente son cuadros, carteles, intervenciones en las paredes de una casa, murales en cerámica.”
Ileana asegura que vive de lo que hace, “se puede, quizás no muy holgadamente, pero se puede. Yo hace 18 años que vivo de la cerámica casi exclusivamente, en algunos momentos tuve otros ingresos, otros trabajos, pero la cerámica siempre fue mi básico, mi ingreso fijo.”
Ileana se emociona al pensarse en su tarea cotidiana, en esa trama que, como dice Jorge Drexler en su canción, se ama más que el desenlace: “Soy feliz con lo que hago, me encanta, lo amo. Intenté dejar en algunos momentos, me agarraron crisis, es un trabajo que no está bien pago, también por cuestiones de salud porque me da alergia en la manos, y vuelvo. Vuelvo porque no me hallo en ningún otro lugar, y extraño tanto cuando dejo el taller. Disfruto venir al taller, es hermoso, lo hago con ganas porque me gusta”, asegura Ile.
Algunos de los trabajos realizados por Ilea Cerámica