Las comunidades de los pueblos Ranquel, Sanavirón y Comechingón organizaron una Caminata en la ciudad de Córdoba pidiendo el fin de la violencia colonial hacia las comunidades indígenas, los territorios sagrados y las identidades ancestrales. “Venimos de diferentes territorios y diferentes realidades, pero tenemos algo en común, que es venimos de lo más profundo del monte”, señalan.
“Nuestras historias familiares están entrelazadas, enredadas, son historias negadas de mucho silencio, de mucho dolor, son historias fragmentarias, pero cuando nos empezamos a juntar las diferentes familias originarias vemos que tenemos muchos denominadores comunes, incluso estamos emparentadas”, manifiestan.
COMUNIDADES INDÍGENAS DE SIERRAS CHICAS
Son 5 las comunidades de Sierras Chicas que caminan hoy: la Comunidad Saldán Inchín, la Comunidad Pluriétnica del Chavascate (Cerro Azul), la Comunidad Pluma Blanca (El Manzano-Candonga), Comunidad Camiare Canchira (Salsipuedes) y la Comunidad Comechingón Timoteo Reyna (Cerro Azul , Cosquín y Santa María de Punilla)
Pablo Reyna, vecino de Cerro Azul, docente e integrante de la Comunidad Timoteo Reyna señala que todos los pueblo tienen muchos denominadores en común, primero nuestras historias se entrecruzan, en todo lo que es el territorio Sierras Chicas y el Valle de Punilla, venimos de procesos en los que se nos han expropiados las Tierras, en los que hemos sufrido esa violencia colonial, y en la actualidad, lamentablemente, hay familias que lo vienen sufriendo como en el caso de Pluma Blanca.
CAMINAR PARA VISIBILIZAR
Esta caminata “está planteada desde la idea de visibilizar, de mostrar aquello que se ha querido sepultar por mucho tiempo en Córdoba, porque en esta provincia se ha construido una narrativa de que los originarios no existimos, y esto es lo que tratamos de deconstruir”, dice Reyna.
Y agrega que “visibilizar no es solamente nuestra presencia continua y efectiva desde hace más de 500 años, sino también visibilizar la problemática que estamos atravesando en los territorios.”
EL 76% DE LOS CORDOBESES TIENE SANGRE ORIGINARIA
La invitación fue extensiva “a la personas no indígenas también, para que puedan encontrar de alguna forma ese camino de la identidad que es un camino tan reconfortante porque sabemos que en Córdoba, según los estudios del Museo de Antropología, el 76% de los cordobeses venimos, por línea materna, de sangre originaria”, asegura Pablo Reyna.
Se refiere al estudio realizado por científicos del Instituto de Antropología de Córdoba (Idacor) dependiente de la UNC y el Conicet, a partir del análisis de muestras genéticas actuales y antiguas recogidas en 20 localidades de la provincia durante los últimos 10 años. El mismo se presentó en octubre de 2017, y de acuerdo a los resultados, se supo que el 76% de los habitantes contemporáneos de Córdoba posee linaje materno indoamericano, mientras que una proporción menor es de origen europeo (16%) y africano (8%).
Esto significa que, por línea materna, la mayoría de los cordobeses tiene antepasados directos nativoamericanos, pertenecientes a los pueblos que habitaban este territorio antes de la llegada de los europeos, en el siglo 16. La prueba de ello está en nuestro ADN.
“En ese sentido esta caminata también es una invitación a pensarnos socialmente en Córdoba a partir de nuestra identidades, porque la identidad cordobesa, ligada a la identidad nacional se construyó invisibilizando otras pertenencias, identificaciones, adscripciones y en ese sentido creemos que de cara a una crisis civilizatoria como la que estamos viviendo, lo mejor que podemos hacer es mirar hacia atrás para poder caminar hacia adelante”, concluye Pablo Reyna.