Cada vez son más comunes en nuestros tranquilos pueblos serranos, los llamados telefónicos en los que se simula el secuestro de un familiar de la persona que atiende el teléfono, con la finalidad de forzar la entrega de dinero u otros objetos de valor como “rescate”. Por ello es importante que estos casos se den a conocer, para poder reaccionar con tranquilidad en caso de recibir un llamado similar, y evitar que la estafa se concrete.
Esta vez le sucedió a un vecino de Agua de Oro que lo relata de esta manera:
“El lunes pasado mi hijo de 16 años se levantó a las 6:30 para ir a rendir un examen al colegio de El Pueblito, desayunó y a las 7:05 se fue hasta la Ruta E-53, frente a la guardería Municipal donde lo pasaría a buscar un amigo con su mamá para llevarlos en auto a la escuela”.
“A las 7:20 recibo un llamado y me cortan, vuelven a llamar y me dicen “hola papi, soy yo” y yo le digo su nombre, y me dice “si papi soy yo, quédate tranquilo te voy a contar algo, sucedió una desgracia, me robaron el celular y me pegaron. Un tipo me apuntó a la pata con un revólver y yo le saqué el revólver y le disparé a él, así que ahora me van a iniciar una causa judicial, estoy en la Comisaría”, yo le pregunto si en la Comisaría de Agua de Oro y me dice que sí. Le dije que se quedara tranquilo, que ya salía para allá.”, relata el vecino de Agua de Oro.
Ahí es cuando la víctima del intento de estafa comienza a darse cuenta de lo confuso de todo el relato, “mi hijo no sabe usar armas ni nada por el estilo, era mucha información junta y todo revuelta”, advierte el vecino.
Y continúa, “ahí mismo, alguien le quita el teléfono a ese chico que se hacía pasar por mi hijo y me dice que no llame a la policía ni a nadie, que me van a dar a las instrucciones para que yo entregue un dinero a cambio de liberar a mi hijo, y me advirtió que no iban a dudar en hacer lo que tenían que hacer. Me preguntaron sobre mi trabajo y la posibilidad de conseguir más plata”, cuenta la víctima.
Los estafadores cortan el llamado telefónico y la víctima se comunica con la mamá del adolescente supuestamente secuestrado y deciden realizar la denuncia en la sede de la policía local, quienes salieron a recorrer las calles del pueblo.
“Yo traté de comunicarme con mi hijo, con el colegio, con la mamá de su compañero que iba a llevarlos a la escuela, pero ninguno me respondía el teléfono”, paralelamente la mamá del adolescente se fue en su auto a buscarlo a la escuela de la localidad vecina y finalmente lo encontró allí, pudiendo advertir que todo había sido un intento de estafa virtual.
Este tipo de delitos, tan comunes en grandes ciudades, se han extendido a nuestros pueblos y agarran desprevenidos a los vecinos. Todos utilizan la misma modalidad: van armando un relato creíble pero incompleto y es la víctima quien va dando la información exacta, como el nombre, la localidad, el trabajo: “es uno el que va entregando los datos, además yo realmente escuché que era la voz de mi hijo”, aclara.
Si bien en este caso no llegó a concretarse ningún pago, el episodio deja a las víctimas con una amarga sensación de inseguridad: “me queda una sensación en el cuerpo bastante fea, esto le puede pasar a cualquiera, espero que el testimonio sirva para prevenir a la gente”, señala el vecino de Agua de Oro.
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